En Detalle: El Ser Humano como medida de la Arquitectura

Escrito por José Tomás Franco
Publicado el 21 de Mayo, 2014

A través de sus detallados dibujos, el libro Arte de Proyectar en Arquitectura de Ernst Neufert ha sido parte importante de nuestra serie dedicada a los elementos y espacios arquitectónicos básicos. Aunque desde su primera edición -publicada en Alemania en 1936- el mundo parece haber cambiado enormemente, el famoso manual entrega conceptos elementales de diseño que siguen en su mayoría vigentes al tomar como unidad de medida al ser humano.

Sin embargo, la arquitectura parece tomar constantemente otros rumbos, alejándose de sus principios básicos para satisfacer requerimientos que muchas veces no tienen relación directa con su correcta habitabilidad. Ya en esos años, a Neufert le preocupaba el diseño desescalado: "creo que éste es el motivo de la usual falta de relación entre los edificios, ya que los proyectistas parten de escalas diferentes y arbitrarias y no toman en consideración la única correcta, el hombre".

¿En base a que parámetros hacemos arquitectura hoy en día?

Las medidas del ser humano son, declaradamente, el punto de partida de Neufert para el desarrollo de su libro. Su inquietud por el predominio de una arquitectura que había olvidado hace ya tiempo su origen primitivo de ser simplemente refugio para el hombre, lo llevó a recopilar una serie de dibujos y textos para dar un ejemplo de diseño en base a lo justo.

"Si queremos que esta situación cambie, se ha de enseñar al proyectista de donde han surgido las dimensiones, para evitar que las adopte de forma irreflexiva. Tiene que saber en qué relación están las partes de una persona y qué espacio ocupa en sus diferentes posiciones y al moverse".

No se trata de hacer espacios robóticos y estandarizados, se trata de diseñar dentro de un cierto rango de dimensiones funcionales en relación a sus usuarios, llevando al espacio a sus máximas posibilidades sin perder la escala justa y necesaria para ser habitado cómodamente.

"(El proyectista) tiene que saber de que medida son los objetos de los que se rodea el hombre (...), ha de saber cuánto sitio necesita el hombre, entre los muebles, para desarrollar sus tareas con comodidad, pero sin desperdiciar inútilmente el espacio". [1]

A pesar de la especificidad que puede alcanzar, es posible que esta unidad de medida permita que programáticamente los edificios sean más flexibles a largo plazo; los espacios responden a dimensiones que no cambiarán mayormente con el paso de los años, ya que son parte de la naturaleza del hombre. Otros parámetros espaciales de diseño incluyen siempre una cierta arbitrariedad que hará más compleja su adaptación y posible reconversión a nuevos usos.

¿De dónde nace nuestra arquitectura cuando proyectamos? ¿Estamos tomando como punto de partida la única medida que realmente importa?

* Dejamos con ustedes una serie de fotografías en las que los arquitectos han decidido incorporar al hombre como medida y escala del espacio diseñado, dejando en evidencia su justeza en cuanto a sus dimensiones e insinuando su correcta habitabilidad cotidiana y a futuro.